Después de un larguísimo paréntesis de seis años, retomo nuevamente este blog con el deseo de que mis reflexiones en torno a la fe os ayuden también a vosotros en vuestro camino como creyentes. 

Hoy parto de una convicción: El cristianismo no es una religión más entre las muchas que han existido o existen, sino la religión primordial que tiene su origen en Dios y que por tanto es anterior al tiempo y al espacio. Desde hace más de dos mil años recibe este nombre, pero su antigüedad es eterna. El verdadero cristianismo trasciende los cristianismos oficiales de las iglesias, con sus dogmas y reglas. No se aprende en las aulas de teología, ni se encuentra en los templos construidos por los hombres. El verdadero cristianismo se vive en espíritu y en verdad. Su culto se realiza en el corazón de los hombres. No se trata de realizar unas prácticas religiosas, ni de seguir unas tradiciones, ni es un conjunto de normas morales. El cristianismo es Cristo.