El hombre no es la medida de todas las cosas sino Dios. ¿Porqué lo que yo creo, lo que yo pienso, lo que yo conozco, lo que yo siento, ... , tiene que ser la verdad absoluta e incuestionable? ¿No puedo estar equivocado? Dice la Sagrada Escritura que sólo Dios juzga rectamente porque el ve hasta lo más profundo del corazón y además es el Creador de todo cuanto existe. Jesús dice de sí mismo, yo soy el camino, la verdad y la vida. Nosotros sólo conocemos parcialmente y estamos sujetos al error. No somos dios, sino criaturas. Mi juicio, mi criterio, mi ciencia, ..., no tiene porque ser la medida de los demás, ni mucho menos de Dios. Hay quien se atreve incluso a juzgar a Dios y decirle como debe actuar y lo que debe hacer o permitir. Yo no soy la medida del mundo. Tenemos que ser más humildes y reconocer nuestra pequeñez y nuestra nada. Dice el Apóstol que ahora conocemos como en un espejo, es decir, de manera borrosa e incompleta, sujeta al error. ¡Déjate guiar por Dios! ¡Abrete a su Verdad!
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