ESTAD ALEGRES Y CONTENTOS


Seguir a Jesús no es fácil. Al igual que el Señor fue perseguido, calumniado, rechazado, y finalmente crucificado, los discípulos de Jesús tenemos también que sufrir estas duras pruebas por parte del mundo y de aquellos que prefieren las tinieblas a la luz. El demonio no descansa nunca y siempre tendremos por su parte guerra y combate. Pero Jesús nos da fuerzas para resistir como dice el apóstol, firmes en la fe. El Señor nos dice que si perseveramos tendremos el ciento por uno y la vida eterna. Jesús dice que somos bienaventurados cuando nos persigan o calumnien de cualquier modo por su causa, "estad alegres y contentos porque vuestra recompensa será grande en los cielos". ¡Qué paz nos da el Señor! Frente al mal y su tristeza, su rabia e ira encendidas, la alegría y el contento del amor de Dios. Apagad esas llamas oscuras del maligno con las aguas cristalinas del bien. ¡Ahogad el mal en abundancia de bien! No devolváis mal por mal, al contrario, bendecid a los que os maldigan, perdonad a los que os injurian, orad por los que os persiguen, haced el bien a los que os hacen mal. ¡Qué grandeza la de Cristo! Señor, ayúdame a ser como tú. Sólo en ti pongo mi confianza, tú eres mi alcázar y mi refugio, baluarte dónde me pongo a salvo, mi fuerza y mi poder eres tú Señor, Dios de los Ejércitos.¡Qué podrá hacerme el hombre! En los momentos de prueba miro a Cristo crucificado y recito con fuerza el salmo: "Aunque camine por cañadas oscuras nada temo, porque tú vas conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan". Sólo en Dios descansa mi alma y de él sólo espero la recompensa.

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