El Señor por boca del profeta Ezequiel dice: "Quitaos de encima vuestros delitos y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo". Este tiempo de Cuaresma queremos convertirnos al Señor. Pedir perdón por nuestros pecados y estrenar este corazón y espíritu nuevos. Sólo la gracia de Dios puede lograrlo. En el sacramento de la Reconciliación el Señor nos regala ese corazón y ese espíritu renovados. Por eso, durante este tiempo, la mejor manera de vivirlo es preparando una buena confesión. Hacer un examen serio y en profundidad de nuestra vida. Preguntarnos cómo estamos viviendo los mandamientos de Dios y de la Iglesia, cómo andamos de fe, esperanza y caridad, cuál es nuestra relación con Dios y el prójimo, cómo vivimos las virtudes cristianas, etc... Un examen que no se quede en lo de siempre por salir del paso y ya está. Y junto al examen las otras cosas necesarias para hacer una buena confesión: el dolor de los pecados, el propósito de la enmienda, el acudir al confesor y el cumplir la penitencia que se nos imponga. Y sobre todo, el propósito de que la confesión sea frecuente y no de año en año o de uvas a peras. Proponernos algo concreto. Por ejemplo mensualmente. Cada uno verá según su necesidad y el punto en el que se encuentra en su camino espiritual, si debería ser semanal, quincenal, ... Pero sobretodo siempre que pequemos gravemente no deberías permanecer mucho tiempo en ese estado. Buscar cuanto antes el sacramento para reconciliarnos con Dios. Y junto a la confesión o separadamente, la dirección espiritual que tanto bien ha hecho a las almas verdaderamente deseosas de alcanzar la santidad. Ánimo, pues, y estrena esta Cuaresma el corazón y el espíritu nuevos que el Señor te pide.
ESTRENAD UN CORAZÓN NUEVO
El Señor por boca del profeta Ezequiel dice: "Quitaos de encima vuestros delitos y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo". Este tiempo de Cuaresma queremos convertirnos al Señor. Pedir perdón por nuestros pecados y estrenar este corazón y espíritu nuevos. Sólo la gracia de Dios puede lograrlo. En el sacramento de la Reconciliación el Señor nos regala ese corazón y ese espíritu renovados. Por eso, durante este tiempo, la mejor manera de vivirlo es preparando una buena confesión. Hacer un examen serio y en profundidad de nuestra vida. Preguntarnos cómo estamos viviendo los mandamientos de Dios y de la Iglesia, cómo andamos de fe, esperanza y caridad, cuál es nuestra relación con Dios y el prójimo, cómo vivimos las virtudes cristianas, etc... Un examen que no se quede en lo de siempre por salir del paso y ya está. Y junto al examen las otras cosas necesarias para hacer una buena confesión: el dolor de los pecados, el propósito de la enmienda, el acudir al confesor y el cumplir la penitencia que se nos imponga. Y sobre todo, el propósito de que la confesión sea frecuente y no de año en año o de uvas a peras. Proponernos algo concreto. Por ejemplo mensualmente. Cada uno verá según su necesidad y el punto en el que se encuentra en su camino espiritual, si debería ser semanal, quincenal, ... Pero sobretodo siempre que pequemos gravemente no deberías permanecer mucho tiempo en ese estado. Buscar cuanto antes el sacramento para reconciliarnos con Dios. Y junto a la confesión o separadamente, la dirección espiritual que tanto bien ha hecho a las almas verdaderamente deseosas de alcanzar la santidad. Ánimo, pues, y estrena esta Cuaresma el corazón y el espíritu nuevos que el Señor te pide.
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