LAS RAZONES DE LA FE


Hay quienes se acercan al sacerdote con muchas preguntas e inquietudes en torno a la fe. Es muy importante acogerles con cariño y escucharles con paciencia, incluso cuando entre las preguntas haya también críticas. La acción de Dios en las almas es algo maravilloso y al mismo tiempo santo, hay que acercarse a este misterio con respeto. Nadie cree a fuerza de argumentos o por que sí. La fe es un don de Dios, de ahí partimos. Claro que debemos, como dice el apóstol, dar razón de nuestra esperanza, pero las razones de la fe no son sólo de ámbito intelectual. En Occidente vivimos en una sociedad dónde culturalmente se ha impuesto la razón de una manera aplastante, pero la fe no es sólo razón, aunque sea razonable. Muchos creen que para creer basta con dar explicaciones a todos los porqués del ser humano y no es así. La fe no entra exclusivamente por la cabeza, por el intelecto, sino también por el corazón, por el espíritu. Las razones de la fe deben tocar no solo la inteligencia del hombre, sino también su corazón. Es decir, no se debe quedar sólo en argumentos racionales, en una razón pura, sino que debe hacerse vida, tocar el corazón, lo más íntimo del ser humano. La fe no es ciencia, aunque exista la ciencia teológica y sus distintas ramas, es sobre todo, experiencia vital, encuentro, comunión, diálogo, ..., ¿con quién?, con Dios. Podemos saber muchas cosas de Dios pero no conocer realmente quién es Dios, no tener experiencia de un encuentro personal con él. Dios puede quedar como una idea en nuestra mente, pero eso no es Dios. No se trata de una idea, de un concepto, sino de una experiencia que transforma toda nuestra existencia. No es lo mismo saber cosas sobre la idea de amor, de las experiencias de otros que están enamorados o lo han estado, que estar uno mismo enamorado y tener experiencia personal de lo que es el amor y de lo que es amar. A eso me refiero. La fe, para mí, es enamorarse de Dios, experimentar su amor en nosotros y que ese amor sea todo en nuestra vida. Esa es la razón última y definitiva de la fe, el amor de Dios y nuestra respuesta a su amor.

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